Anabella Arcay: De Emprendedora Nata a Maestra Chocolatera Consagrada
Betty Gabriela Rodríguez
Los chocolates gourmet de Anabella Arcay hablan por sí solos de su creadora. En cada una de sus 30 presentaciones se pone de manifiesto la creatividad, el talento y la visión de esta Maestra Chocolatera. El perfeccionismo y audacia que envuelve a la marca Arcay Chocolates son, en sí mismos, una verdadera forma de arte que merece ser degustada y compartida.
De niña, Anabella fue siempre diestra y creativa. A sus 9 años, se estrenó como emprendedora sin saberlo. Manejaba la máquina de coser a la perfección así que empezó creando muñecos de fieltro que, posteriormente, vendía a las amigas de su mamá. A los 13, hacía tarjetas en pergamino para primeras comuniones. A los 16, pintaba franelas. A los 18, ya elaboraba unos cinturones de cuero que lograron acaparar las mejores vidrieras de Caracas.
Sus primeros 9 años de emprendimiento se vieron interrumpidos por una enfermedad. Anabella, quién desde muy joven había incursionado en los negocios sin etiquetas ni ningún tipo de parafernalia, se encontró enferma, fuertemente limitada y en cama por más de un año. Tras superar la enfermedad, retoma su vida personal y se casa. Poco después, la adversidad vuelve a tocar a su puerta. Tras su primer embarazo, canceló su seguro, asumiendo que no volvería a salir embarazada. El destino la sorprendió. Tuvo que hacer frente a un embarazo de alto riesgo, a un nacimiento prematuro y a una deuda cuantiosa al nacimiento de su segundo hijo.
Una vez más, su fuerza, su resiliencia y su ingenio cambiaron su suerte. Como buena emprendedora, se reinventó, una vez más. Entre la lactancia y los pañales, Anabella retomó la costura y la docencia. Luego, empezó el coqueteo con la cocina. Próxima a la época de navidad, crea una torta navideña sin frutas que le abren las puertas del reconocimiento y el marketing de boca a boca. El emprendimiento a gran escala inicia esa navidad, con un pedido de 3.500 tortas para unas cestas de navidad. Fueron meses de mucho trabajo, pero también de grandes satisfacciones; las más importantes: 1. saldar su deuda y 2. darse un merecido descanso con un viaje a la ciudad de París.
Allí, en la ciudad de la luz, tuvo su gran revelación. Anabella entendió que tenía que hacer algo más y al entrar a una tienda de repostería, se topa con unos moldes de chocolate y decide dedicarse de lleno a ello. Con apenas 2 moldes, 1 mesa de 1 metro, 1 kg de chocolate blanco, 1 kg de chocolate de leche y 1 kg de chocolate oscuro -entregados en la puerta de su casa a crédito- Anabella Arcay cosecha el éxito del cual derivan hoy, más de 42 galardones internacionales.
Comenzó como cualquier otro emprendedor, de a poquito, con rellenos más sencillos y exclusivamente para bombones: chocolate de leche, de naranja, de limón y de almendras. No faltaron los errores, ni tampoco la humildad para corregirlos y perfeccionar su técnica mientras se daba a conocer. Ensayo y error, una y otra vez. Chocolatera autodidacta, llena de ilusiones y sueños, Anabella no ha dejado de buscar la excelencia en cada uno de sus pasos como emprendedora.
De las cajitas de 4, 6 y 10 unidades, llegó a la gran oportunidad para Arcay Chocolates. Hace 11 años, la hija del esposo de su hermana estaba por casarse y no había concretado una compra que tenía planificada a una reconocida casa de chocolates en Caracas. Anabella le envió unas muestras de sus chocolates y tras probarlos con su suegra y futuro espeso, corrió a encargarle sus primeras 1.000 unidades.
Aún con sus 2 únicos moldes, Anabella diseñó una estrategia y respondió al reto. Sintió susto ante semejante responsabilidad, pero como emprendedora nata, siguió adelante sin mayores titubeos. Después de la boda, vino la época de graduaciones de los colegios. Gracias a ellas, Anabella se hizo conocida en toda la ciudad. Hoy por hoy, sigue agradeciendo esos momentos y conserva precios preferenciales para estas ocasiones, como una forma de honrar esas oportunidades que recibió en sus inicios.
Llegó la época de expandir su negocio. Adquirió nuevos moldes, una máquina semi-industrial y contrató personal. Gaby, una joven con necesidades especiales, fue su primera empleada y hoy, aún es parte de la familia de Arcay Chocolates. A los 4 años de la creación de la marca, Anabella fue invitada por la Cámara Venezolana Italiana a la Feria del Chocolate en Perugia. Vendió toda la mercancía que llevó. El año siguiente, fue invitada a participar en el International Chocolate Awards y aunque, en un principio dudó estar a la altura de marcas de talla mundial, después de pasearse por la idea durante todo el verano, decidió “echarle pichón” -como decimos en criollo-.
Las 2 primeras medallas llegaron en esa oportunidad. La emoción y el impulso que cobró la familia Arcay a partir de ese momento, son el ancla de su éxito en Caracas y ahora, en su incursión en el mercado de los Estados Unidos. Este mismo mes de septiembre de 2018, Arcay Chocolates fue galardonada con dos medallas más, Oro y Plata en el International Chocolate Awards 2018 Americas celebrado en la ciudad de Nueva York. Anabella es ejemplo de constancia y pasión. De esa niña emprendedora viene la empresaria y Maestra Chocolatera consagrada que conocemos hoy. No fue fácil, no fue rápido, pero sin duda alguna, ha sido un camino ejemplar para cualquier mujer que tenga en la mira, el deseo de emprender. Sin compromiso, no hay bendiciones. Es hora de comprometernos con nuestra pasión y cosechar los éxitos del mañana al igual que Anabella Arcay.
Inicia un nuevo capítulo para Anabella con la llegada de su marca a los Estados Unidos. Ahora, podemos adquirir sus productos a través de su página web www.arcaychocolates.com. Además, Arcay Chocolates ofrece servicios de catering con postres, dulces y chocolates en Washington, D.C, Maryland y Virginia. La posibilidad de contar en el extranjero con los sabores que asociamos a tantos lindos recuerdos en nuestro país, simplemente no tiene precio. Sin embargo, lo más emocionante, es ver el nombre de Venezuela en alto de la mano de una mujer extraordinaria como lo es Anabella Arcay ¡Gracias Anabella, por tu ejemplo y talento!
Para seguir de cerca cada uno de sus pasos en este maravilloso proceso de emprender como Maestra Chocolatera, pueden seguirla en Instagram y Facebook a través de sus cuentas oficiales @arcaychocolates.
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